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(Respuesta concreta a la pretensión autoritaria
del Socialismo Bolivariano)
Los resultados de las tres
últimas elecciones, tanto la de la reelección del Comandante Hugo Chávez Frías,
el 3 de Diciembre de 2006, para el ejercicio de la Presidencia de la República por seis años
más, así como las del 2 de Diciembre del 2007 (Referendum) y la que acaba de
suceder, la del 23 de Noviembre del año en curso, demuestran, fehacientemente, que, desde hace
algún tiempo, ya largo, existe una nueva
realidad en el escenario electoral y opinático del País. En los últimos 20 años
no sólo hemos dejado crecer la pobreza, a extremos altamente críticos, sino que
igualmente hemos permitido que se “desbarate” buena parte de la construcción
moral y material lograda por nuestra democracia moderna y se haya ampliado
enormemente nuestra relación de dependencia económica y tecnológica del
exterior. Todo ello, desde luego, como consecuencia de la permanencia en el
Poder de regímenes sin sujeción a una estrategia política acertada, de
crecimiento y grandeza, así como el presente, caracterizado por su errático,
perverso populismo, claramente orientado hacia la imposición de un
autoritarismo sin freno. De los diagnósticos realizados recientemente por las
empresas y/o personas mejor calificadas en el área de la investigación social, se
desprende que somos, ahora, una sociedad sin temor a ser regida por la
“desorganización” y a precipitarse en la anarquía. Aparentemente, nos hemos “desideologizado” y
hemos dado paso a un pragmatismo (oportunista) que ha ganado la confianza de
una gran parte de los integrantes del Pueblo venezolano. La pérdida de una percepción más o menos
racional (consciente) del contenido social del proceso democrático venezolano,
por parte, fundamentalmente, de las bases populares, de las estructuras
sociales más deprimidas del País, --apreciable ya para 1990-- nos condujo, a nuestro juicio, a la actual
situación de opinión, cuando un buen número de nuestra gente parece adaptarse,
con relativa fidelidad, a las propuestas de un nuevo Socialismo –el Socialismo
del Siglo XXI de Hugo Chávez— ignorando el verdadero significado de esta
versión revolucionaria, pero bajo el convencimiento colectivo de que la
democracia original del 45, rescatada ya el 58, había fracasado
estruendosamente, --en cuanto a su promesa de ascenso social de las clases
bajas y de propulsión del desarrollo general del País--, por lo cual Venezuela
y su pueblo merecían y
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justificaban un cambio
radical, en todos los órdenes de sus estructuras socio-económicas y culturales,
pero….. sin saber para qué, ni porqué, ni hacia donde
ni como intentar tal cambio.
Entendamos, primero que todo, que
llevamos diez (10) años sometidos a la voluntad gobernante de un solo
Presidente y que el Jefe del Estado es el principal generador de opinión en una
sociedad precariamente desarrollada, como la
nuestra. Recordemos y comprobemos en nuestra memoria, que ese formador
de conducta casi exclusivo, nos ha estado imponiendo una agenda personal y que,
prácticamente, por lo menos en el orden político, todo lo que hacemos o dejamos
de hacer, lo facturamos en pro o en contra de él, consciente o
inconscientemente, ayudándole cada vez en su empeño de imponer su figura con
carácter “insustituible” en nuestra realidad y en nuestro destino. Por ejemplo,
podríamos sentirnos ilusionados por la derrota (¿) del oficialismo en el
Referendum del año pasado (2007) y por los espacios ganados por “nuestra oposición”
en las regionales de Noviembre. Pero nos estaríamos conformando con muy poco, si
lo comparamos, en el juicio histórico, con todo lo que hemos perdido. Algo tenemos que hacer, pero sin perder de
vista, utópica, ilusamente, la realidad del presente que vivimos. Las voces que
quedaron enterradas en el pasado, gritando las ideas que ahora nos faltan, no
pueden romper tan fácilmente este silencio impuesto por el conformismo de una
sociedad enferma, en anomia, inerme, abúlica y entreguista. Es indispensable
imaginar nuevos instrumentos de acercamiento e interpretación de la realidad.
Debemos ser creativos y colocarnos en la vanguardia de los acontecimientos, tomar
la iniciativa, para ir moldeando un futuro firme, capaz de resistir cualquier
intento de reacción regresiva, tal cual se planteó en la consulta referendaria
del 2007 y como se plantea ahora, cuando se intenta una nueva “rectificación
constitucional”, encaminada a instaurar la Presidencia Vitalicia ,
como si estuviéramos en los tiempos del “Benemérito” Juan Vicente Gómez. Y si
los conformistas engañados por falsas victorias existen, también son muchos los
desconsolados que, no aceptando la realidad y suponiendo que necesariamente los
sucesivos resultados electorales, oficializados por el CNE, lo único que
demuestran es que ha habido un fraude continuado y que todo lo ocurrido
electoralmente, se organizó fríamente dentro de una artera manipulación de la
voluntad de los
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votantes; por lo cual satanizan
y hieren a los distintos comandos de campaña, sin proponer soluciones factibles
al o a los problemas que confrontamos en el orden político. Veamos las cosas de
otro modo. Los resultados electorales, todos, según las distintas versiones oficiales, más bien indican que existen posibilidades
para triunfar, en una futura batalla en igualdad de condiciones, enfrentando la Democracia (Social) al
Socialismo (Autoritario).
Si el oficialismo chavista, con todo
el apoyo, abusivo y desenfrenado de los recursos y los poderes públicos
(totalmente sometidos a su voluntad y dispuestos a su favor, sin limitación ni control de ningún orden),
según sus propias cuentas, logró el
45.6% de los votos (7 Millones Trescientos Mil sobre los 16 Millones del REP) en
las elecciones en las que obtuvo la mayor ventaja (las presidenciales del 2006)
y ahora, en las regionales, bajó a un 33% del REP (5.550.000 votos, sobre 17
Millones de inscriptos) lo que nos demuestra es que, en un combate con armas
similares, transparentemente, el “monstruo” puede ser vencido. En las
elecciones presidenciales del 2006, el candidato unitario (Manuel Rosales)
obtuvo 4.287.467 votos (el 26.7% del REP), en tanto que la abstención llegó a
25.9% (4.150.400 venezolanos activos que no votaron); en cambio, en las del
pasado noviembre, la oposición, los disidentes y los “no” chavistas, alcanzaron
5.400.000 votos, sobre un REP de 17 Millones, lo cual indica que mientras el
autoritarismo disminuye, proporcionalmente, 13 puntos (de 46.6% a 32.6%),
quienes lo rechazan se incrementaron en
5 puntos (de 26.7% a 31.7%) sin sumar la abstención, la cual se fue arriba con
10 puntos, de 4.200.000
a 6.000.000. (En un ejercicio solamente aritmético, en
la comparación, si sumáramos al “no chavismo” los volúmenes de la abstención,
tendríamos cifras espectacularmente negativas para quienes detentan el Poder:
casi 8 Millones y medio en el primer caso y la “bicoca” de aproximadamente 11
Millones y medio en la ultima elección regional) ¿Entonces, que nos indican estos números?. Sugieren,
sencillamente, que si continuamos en el camino de la confrontación civilizada,
dentro de lo que podemos llamar “la democracia aparente” de un régimen con
pretensión totalitaria, de producirse un “aflojamiento” del control de los
instrumentos de presión por parte del sector oficial (¿la disidencia?) y
tomamos la iniciativa, recuperando “la calle”,
podríamos detener la marcha del ruidoso “socialismo chavista”. Mucho mas
aún, si aceptamos, como no es difícil presumir, que en el abuso y en el desenfreno
de la manipulación de las
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instituciones, incluidas,
desde luego, las principalísimas de la función electoral, el chavismo “infló”
hasta el máximo posible su verdadero tamaño impuesto –votación virtual,
derivada de un falso REP— tenemos que llegar a la conclusión de que de nuestra inteligencia, de nuestra
astucia y de nuestra imaginación, dependerá el éxito o el fracaso de nuestra
estrategia, encaminada, como debe ser, a la legítima recuperación de la Revolución Democrática. Revolución en su sentido
más dinámico, de transformación constante e indetenible, de todos los factores
socio-económico-culturales componentes de la vida colectiva, mirando siempre
hacia un Estado Superior de Bienestar, es decir, hacia el Desarrollo tal cual
como se le concibe en la modernidad y hasta en la post-modernidad actuales.
Revolución Democrática, sin obligada referencia a los últimos años de la
llamada Cuarta República, cuando comienza a perfilarse la decadencia del
sistema, iniciado con el Pacto de Punto Fijo, a la caída de la Dictadura
perezjimenista.
Dos aspectos de todo este amplio y
complejo fenómeno de cambio de opinión y de actitud en la colectividad
venezolana, merecen destacarse. El primero, el relacionado con la
“transparencia” del REP, en el sentido de que es imprescindible saber, con
exactitud, si todos los que conforman este enorme ejército de votantes, son
venezolanos, si viven en Venezuela, si están integrados a la comunidad nacional
y si, en realidad, incluso, existen o son, en alguna cuantía, votantes
virtuales. Fue muy relevante, muy significativo, el rechazo rotundo que ha
mantenido el CNE, desde hace dos años, a
la simple posibilidad de que la composición y estructura del referido registro
pudiera ser auditadas técnicamente por las principales Universidades Públicas
del País, con excepción de las llamadas bolivarianas, de reciente data de
fundación y obligatoria sumisión al oficialismo. Aparentemente, algo más que
una política de protección a la identidad de los electores animó al CNE, de
reconocida y comprobada parcialidad chavista, a cerrarse a cualquier examen del
universo electoral, precisamente en cuanto se avecinaba una elección o
reelección presidencial. En todo caso, durante casi toda la historia del
funcionamiento democrático del País, la relación votantes-población ha estado
comprobada en un 48%, por lo cual un salto repentino hasta un 60% en pocos años
no deja de ser, por lo menos, sorprendente, si se está claro en que no han
ocurrido alteraciones dramáticas o sobrenaturales en la tasa de crecimiento de
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la población. El segundo
aspecto importante es el relacionado con la abstención, mucho más cuando todos
los estudios de opinión han venido revelando, una intensa polarización de los
venezolanos entre dos frentes de sistemático antagonismo. ¿Cómo identificar la
naturaleza de esta abstención?. Según los datos del CNE, los electores
venezolanos que se abstuvieron y no concurrieron a su cita con la historia
del País al que pertenecen, con la
sociedad en la que trabajan, estudian y viven, fueron casi tantos o mas, de los que
sufragaron por los candidatos de la Oposición unida, la disidencia y los “no”
chavistas. ¿Quiénes fueron ellos, los que se abstuvieron, porqué se abstuvieron
y para qué se abstuvieron?, son preguntas que es indispensable responder, a la
hora de intentar la configuración de una estrategia que apunte hacia un éxito
comprobado, en el corto, en el mediano o en el largo plazo. ¿Existe alguna
relación entre el violento crecimiento del REP y la altísima cuantía de los
abstenidos en un País abiertamente polarizado?. No es posible la configuración
estratégica racional, si estas incógnitas no son suficientemente despejadas y a
tiempo.
El objetivo táctico y estratégico de
promoción de la
REVOLUCION DEMOCRATICA , de rescate en sus orígenes, de
reafirmación o reforzamiento en la conducta popular, de su moral y de su
doctrina, tiene (o debe) lograrse, necesariamente, en los fundamentos humanos
de la Sociedad ,
en los estratos inferiores, en la sede natural de las víctimas de la injusticia
social, de la desorganización y de la anarquía. En las bases populares, en la
calle. Por eso, luego de la investigación de la que hablamos en los párrafos
anteriores, conociendo con precisión la cuantía del fenómeno de cambio hacia el
discurso socializante, hay que determinar, también con exactitud, cual es el
auténtico modo de pensar y de sentir del venezolano actual, cual su actitud
ante la vida, cuales sus repuestas a las principales ofertas políticas de hoy y
en donde están ancladas sus legítimas esperanzas, no sin antes o
simultáneamente, precisar cuales son sus verdaderas necesidades, los problemas
reales que le sumen, hoy por hoy, en su deplorable estado de miseria, moral y
material, de inseguridad y de desasistencia y cómo es que podrían superarse las
dificultades que le oprimen, para orientarse hacia un desarrollo creciente y
sostenido, sin interferencias retroactivas. Hay que integrarse al sustrato de la Nación y ocupar el espacio
necesario, allí,
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inconmovible e
indesbordable, para intentar el rescate de la Democracia
(revolucionaria) con los propios sujetos de su acción y con su propio esfuerzo.
Las asociaciones de vecinos,
las juntas de condominio, los comités de barrio, todas las estructuras simples
de la organización comunal, tienen que ser detectadas, como objetivos
primarios, en el diseño de una estrategia de ocupación revolucionaria, por
instrumentos que despierten su simpatía hacia el enfrentamiento y la solución
de su disímil problemática socio-económica. Al respecto, debemos recordar el
éxito que se obtuvo, en los instantes iniciales de la recuperación de la Democracia , luego de la
caída de la Dictadura
perezjimenista, con los programas, universalizados en todo el País, del llamado
para entonces “movimiento de desarrollo comunal”, que fue capaz de dotar a
pueblos, aldeas y barrios de toda la geografía nacional, de las estructuras más
simples del denominado capital social básico de las comunidades.
EL FRENTE DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA
Desde luego, esta no puede ser tarea
de una sola causa partidista, ni de la voluntad, por más empeñosa que fuere, de
un solo grupo de hombres. Es la tarea de un Frente compacto, unido férreamente,
intercomunicado en todos los instantes y espacios de su acción, con un lenguaje
común, un comportamiento común y la conciencia de un propósito común, donde la
inclusión sin límites debe ser el principal rasgo de su exhibición pública. Esa
es, precisamente, la misión fundamental e irrenunciable del FRENTE PARA LA DEFENSA DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA ,
integrado por todos los Partidos y grupos políticos de Oposición, incluyendo a
los de la disidencia chavista que lo acepten. (Se debería entender que el
futuro de todas estas organizaciones, está íntimamente ligado al futuro del
País en general, asumiendo que la implantación de un régimen totalitario
socialista, conculcará, en algún momento, la libertad de organización política,
a favor del Partido Unico. Por eso, por su futuro, los Partidos y grupos
políticos organizados y con tradición operativa, deben delegar su
individualidad e independencia ideológica, sin perderla para su relegitimación
posterior, en el Frente propuesto) Por eso, del diseño de una estrategia
funcional del FPDRD, de la factibilidad de su organización, de la meticulosidad
de su montaje, de la supervisión de su acción, dependerá el éxito en el rescate
de los valores perdidos y en la base de la salvación de Venezuela. A este
tenor, debe, ahora más que nunca, tomarse muy en cuenta la naturaleza y la
misión de los recientemente creados Consejos
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Comunales, organismos que
según revela la jerga chavista, están encaminados a “sustituir” a los Concejos
Municipales y a las Alcaldías, como fundamentos institucionales de la
integración nacional y sobre los cuales pensamos que, cuantitativamente, están concebidos para responder a la misma
estructura en la que se encuentra dividido electoralmente el País y no por
simple coincidencia. Es decir, su número y ubicación puede ser paralela a la de
los Centros Electorales, calculados en unos 12 Mil para el momento actual
(34.000 mesas de votación). La estrategia “por abajo” de la penetración
cultural, debe asumir la principalísima responsabilidad de tocar a la puerta y
de entrar, con ánimo posesivo y de control, todo el edificio social que conduce
a los Consejos Comunales y hacerlo ya, antes de que sea tarde y antes de que
puedan ser convertidos en “soviets” inexpugnables o a responder a la dinámica
del “somatén” falangista. Podríamos hablar, con propiedad, de un
“paracomunitarismo” puro.
La cultura se hace, desde un principio,
en mensajes que se transmiten, de boca a oreja, en el seno de la familia y en
su expansión gradual hacia los grupos que integran su medio ambiente humano y
social. Lo que ahora se requiere es un proceso de reafirmación de principios y
valores olvidados, relegados, despreciados, pero nunca superados ni sustituídos
en la esencia de su contenido positivo y saludable para todos. Cuando
entendamos y estemos suficientemente claros de cómo somos hoy, en que pensamos,
como sentimos y que es lo que necesitamos, podremos construir el compendio de
mensajes que nos facilitarán la tarea que tendremos que ejecutar. Muchas son
las vías que deben ejercitarse para el logro de este cometido, pero una de
ellas debe ser la adecuada utilización de los medios de comunicación más
parecidos al punto crítico social adonde debemos llevar nuestra voz. Sin
descartar los grandes medios y procurar su oportuna distribución, creemos muy
conveniente intervenir el medio radial, tanto el comunitario como el local y el
nacional, a través de una especie de cadena, cuyo entramado deben diseñar a su
vez especialistas de este medio, procurando siempre su fresca revelación como
expresión de cada pequeño ambiente adonde se difunda su emisión. Habrán medios
complementarios y los estrategas nacionales del Frente, procurarán la mayor
cobertura posible, su frecuencia y su repetitividad, así como la
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evaluación constante de los
resultados alcanzados. Día a día. Pero se trata, en todo caso y directamente,
de un trabajo de penetración cultural que habrá de enfrentar múltiples factores
de resistencia y que tendrá que vencerlos. Se nos ocurre sugerir un título
significativo para este programa radial: La Voz de la Revolución
Democrática , transmitido como en cadena, a una misma hora, en
el mayor número de emisoras posible, en todo el País. Pero en si constituye una
propuesta que puede ayudar a seleccionar el mejor modo de lograr su cometido.
Se trata, en definitiva, de promover el rescate de la REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA ,
enfrentada a la desviación de la REVOLUCIÓN SOCIALISTA ,
precursora de fracasos que hundirán más en la miseria y el subdesarrollo a
nuestro pueblo.
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¿Hay alguna duda sobre la “cualidad”
totalitaria, indispensable, del Socialismo? ¿Puede haber una “democracia
totalitaria”?. Socialismo y Democracia no solo son conceptos teóricamente
antagónicos, sino que son estilos, conductas de organización social opuestas y
que se niegan entre sí. Nuestra historia ha hecho al venezolano esencialmente
demócrata. A través de la democracia, según lo que intuye, es como puede
alcanzar su superación social, mediante el desarrollo de los factores de la
economía y la producción, con sentido social y para procurar la igualdad en la
abundancia y el bienestar, enterrando para siempre la injusticia, la pobreza,
la inseguridad y las grandes distancias morales y materiales entre las clases.
Vamos a recuperar su cultura original y vamos a hacerlo cada vez más
democrático, para que sea cada vez más feliz. La REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA
tiene que ser rescatada.
¿PORQUÉ LA LLAMAMOS REVOLUCIÓN
DEMOCRÁTICA?
La palabra Revolución tiene en
Venezuela y, particularmente, en las bases de su sociedad, una interpretación
mágica y positiva. No tiene porque ser, en sí, pertenencia de ninguna
ideología. Pero, sociológicamente, “ser revolucionario” en el pueblo
venezolano, es ser audaz, valiente, acertado y decididamente partidario de
“cambiar las cosas para mejor”. Desde nuestro descubrimiento, pasando por la
colonia y por la guerra de la
Independencia , la palabra Revolución ha sido empleada, muchas
veces con abuso y hasta histriónicamente, por quienes han acuerpado un
movimiento opositor al que detenta el Poder, así como por quienes han intentado cambios
profundos en la organización de la sociedad y, en general, en la Nación. La gran
Revolución en Venezuela, desde la fundación de la Primera República ,
ha sido la
Revolución Democrática , a la cual llegamos, después de muchos
fallidos intentos, devenidos en guerras o confrontaciones frustradas en sus
propósitos cívicos, en 1945, con la llamada “Revolución de Octubre” y que
incorpora, por primera vez, al libre y pleno disfrute de sus derechos cívicos,
a todos los venezolanos, sin excepción, para definir, en lo adelante, con base
a consultas populares, el destino de la Nación. El hecho de que un Partido en especial
(Acción Democrática) haya sido el principal protagonista de este extraordinario
acontecimiento histórico, no limita su correspondencia en detrimento de todos
los demás valores humanos que han liderizado Partidos y Movimientos populares,
organizados y sostenidos posteriormente. Lo importante y significativo para
este análisis, es que la única Revolución que se ha alimentado, siempre, con lo
mejor y más legítimo del Pueblo venezolano,
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ha sido la Revolución Democrática
y, hoy por hoy, no podemos permitir que quienes, en el fondo, la adversan en su
contenido libertario, puedan apropiarse de su apelativo original. Nosotros
somos, en verdad, los auténticos “revolucionarios”, los que creemos,
firmemente, en los perfiles más enfáticos de la Democracia. En la
pluralidad y el consenso. En la plena libertad de pensamiento, de expresión, de
actuación y de organización social. En la representatividad adecuada y oportuna
de los distintos sectores componentes de la Sociedad (mayorías y minorías) y en la directa y lineal
participación popular. Incluso, hasta en la posibilidad real de gobiernos
colegiados, cada vez más representativos y auténticamente democráticos, que en
las tendencias autócratas que se atribuyen los supuestos “revolucionarios
socialistas” con su tesis de la reelección permanente --¿infinita?— y de la Presidencia Vitalicia
para un “gran Benefactor” con nombre propio, en un increíble ejercicio de
petulacia grupal que supera la sevicia y el “arrastrismo” de las peores Cortes
Soberanas de las mas abominables Monarquías del pasado. Es imprescindible, en
suma, rescatar y para siempre, la REVOLUCIÓN
DEMOCRÁTICA venezolana.
¿QUE HACER?
Con este mismo título, en 1908, hace
un siglo, el ruso Vladimir Ilich Ulianov (LENÍN) publicó en París un trabajo de
obligada recordación para todos los estudiosos del fenómeno político, en el
cual diseñó la estrategia cardinal que condujo a los bolcheviques, diez años
más tarde, al derrocamiento del régimen zarista y a la creación de la poderosa
URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), cuya dilatada participación
histórica (hasta la caída del muro de Berlín) constituyó y constituye un
asiento de primer orden a quienes persisten en creer en las excelencias
revolucionarias y humanistas del Socialismo, el cual, siempre, será excluyente,
sectario y contrario a la esencia de la Democracia. El
Socialismo Democrático no pasa de ser una candorosa ilusión de quienes se
sienten inclinados a concebir un modelo de organización social, donde imperen
la justicia y la igualdad económica, conjuntamente con la libertad. No hay sino
un solo Socialismo, el Socialismo Real, el modelo concebido bajo la instrucción
de Marx y de Engels y que simplemente se identifica como un tránsito hacia el
Comunismo, su conclusión definitiva. No vale la pena perder tiempo comentando
falsos experimentos de socialismo, en Países con arraigada tradición
democrática (Chile) o en los cuales, como en España, el término sirvió,
simplemente,
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como acertada cualificación
táctica para componer un régimen libertario tras un largo ejercicio
dictatorial, estimulando el protagonismo de una sociedad adormecida. Al
Socialismo hay que enfrentarlo, no por las razones que les fueron dadas a los
antiguos gendarmes que se adueñaron de América, sino porque constituye una
propuesta antagónica a la democracia y necesariamente quiebra el ejercicio de
sus valores fundamentales, la justicia y la libertad. La Revolución Democrática
tiene la obligación de combatir cualquier pretensión socialista y recurrir para
ello al apoyo de los sectores sociales más golpeados, más deprimidos y más numerosos en nuestra sociedad. Al pueblo,
en palabras más comunes. Sólo un régimen democrático revolucionario, moderno,
sin desviaciones, puede crear las
condiciones para que opere un verdadero proceso de transformación y ascenso
social, capaz de sepultar la pobreza y de colocar a Venezuela en las vías
ascendentes del desarrollo económico y del bienestar social. ¿Cómo proponer la Revolución Democrática
de manera que su solo anuncio, se identifique con los problemas más sentidos
del pueblo venezolano?.
¿QUE HACER?: TOMAR LA INICIATIVA , RECUPERAR LA CALLE , ESTREMECER AL PAÍS Y
POSICIONARSE CON EL CONTROL DE LA OPINIÓN
PÚBLICA , A TRAVÉS DE UNA PROPUESTA QUE IDENTIFIQUE A LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA
CON LA JUSTICIA SOCIAL ,
LA LIBERTAD POLÍTICA ,
LA INDEPENDENCIA
ECONÓMICA , EL RESPETO Y EL EJERCIO PLENO DE LOS DERECHOS
HUMANOS, A MAS DEL VIGOROSO EMPUJE DE UNA VERDADERA TRANSFORMACIÓN DE LA ACTUAL ESTRUCTURA
SOCIO-ECONÓMICA DEL PAÍS, ORIENTADA HACIA LA CREACIÓN DE UN ESTADO
DE BIENESTAR COLECTIVO. MOVER A VENEZUELA HACIA EL PRIMER MUNDO.
LOS DIEZ TÍTULOS DE LA PROPUESTA
1.- LA POLÍTICA DE SEGURIDAD
NACIONAL.
Ningún otro problema parece mantener en
igual nivel de preocupación al venezolano, que el del pasmoso crecimiento de la
delincuencia, para el cual no existe, en el momento actual, por parte del presente
régimen autoritario, una política integral y verdadera, que se oriente
claramente a reprimirla y/o prevenirla. Todo lo contrario. En las líneas de
acción de la supuesta revolución
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socialista, se observa una
clara invitación al desorden y a la desorganización sociales, como un modo de
atemorizar a la sociedad y aprovechar su parpadeo para profundizar las raíces
de su dominación totalitaria. Homicidios, atracos, , violaciones, robos por asalto
sangriento, con violencia y secuestros de las más disímiles denominaciones, obscurecen
la vida de los venezolanos, los paralizan y los obligan a vivir en forzosos
refugios que impiden su adecuada participación social. La Revolución
Democrática tiene que proponer una política de Seguridad
Nacional, que devuelva la tranquilidad a todos y establezca los fundamentos de
un orden social en el cual impere la justicia y se
destierren el delito y la
impunidad. Los niños venezolanos, los escolares, tienen que ser, en primer
lugar, los más asistidos por el Estado, como activistas del futuro nacional.
Los de la tercera edad, por ser los más débiles físicamente, deben, igualmente,
ser protegidos por el Estado, para su normal desenvolvimiento como personas
mayores, testigos del pasado. Los trabajadores no pueden cumplir su misión en
el orden de la producción, como debe ser, si están constantemente amenazados en
su tránsito del hogar al trabajo. Pero una política de Seguridad Nacional debe
fundamentarse, en principio, en una voluntad colectiva hacia la prevención del
delito y hacia la reinserción social del delincuente, educado, en su
castigo, para abandonar la reincidencia
y aportar su esfuerzo humano al engrandecimiento de la Patria. Tiene que revisarse
dinámicamente el cuerpo de las Leyes que penan el delito y supervisarse
constantemente, bajo el control de la sociedad, la conducta, el comportamiento
y la actuación de los encargados de implantar la justicia. Pero la sociedad
toda, el pueblo en general, en cada una de sus comunidades, cada quien
individualmente, debe convertirse en un
cooperador de esta política, bien definida y cabalmente interpretada por todos.
La REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA
TIENE QUE DESTERRAR LA INSEGURIDAD DE
LA VIDA DE LOS
VENEZOLANOS.
2.- LA PROTECCIÓN SOCIAL
Y LA SALUD.
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Nación. Por eso, en uno de
los primeros niveles de su ejecución, la REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA
propone una política racional de PROTECCIÓN SOCIAL INTEGRAL de la población, de
toda la población, trabaje o esté cesante, por desocupación forzosa o por
cualquier otra razón derivada de la condición personal de cada quien. TODOS
DEBEMOS ESTAR PROTEGIDOS POR LA SOCIEDAD Y
EL ESTADO. Tanto en la ciudad, como en el campo, tanto los jóvenes, como los
mayores. Tanto los hombres como las mujeres. La SALUD es una prioridad
FUNDAMENTAL para la REVOLUCIÓN
DEMOCRÁTICA. Barrio Adentro y Barrio Afuera. Para ello,
hay que incorporar a todo el
instrumental clínico y humano establecido en el País, obligatoriamente, pero
sin quebrantar principios democráticos, como son la libertad de trabajo de los
profesionales de la salud y el uso de los medios propios de la gerencia privada
(la propiedad) dedicada al sector. Pero hay que pasar a la instauración del
concepto de la
MEDICINA SOCIAL , para proteger la salud de todos los
venezolanos. Asimismo, la REVOLUCIÓN
DEMOCRÁTICA toma como propias las prácticas adecuadas para el
mayor saneamiento ambiental posible, para la satisfacción de los mandatos de la
nueva tecnología que define la
ECOLOGÍA y para la prevención de las enfermedades o
trastornos endémicos o epidémicos que puedan afectar al venezolano en general.
Sobre todo en las ciudades mas populosas, debe haber un adecuado tratamiento de
la basura y de todos los deshechos sólidos.
3.- LA ORGANIZACIÓN SOCIAL
PARA EL TRABAJO.
Todos los trabajadores del País, formales
o transitoriamente informales, deben estar sindicalizados o instados a
agremiarse, según su profesión o especialización, académica o técnica, para que
todo el sector laboral esté suficientemente protegido contra la cesantía y
desocupación. Ello es también, una prioridad, para cuidar la naturaleza humana
del venezolano, defender sus derechos y acatar los principios de las leyes internacionales
y de los tratados suscritos por Venezuela. En este sentido, se asume que el
salario del trabajador, debe, tiene que ser SUFICIENTE para garantizar su
productividad, en cuanto al mejor resultado del proceso de la producción y en
orden al progreso y el bienestar de la colectividad nacionales.
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4.- VIVIENDA PARA TODOS.
Todos debemos tener acceso a una vivienda
decente y la REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA
tiene que procurar las soluciones para este propósito específico, estimulando
la inversión privada, manteniendo un control positivo sobre los costos de los
insumos para la construcción y la incidencia de las tasas hipotecarias, así
como reactivando las prácticas solidarias, como la de la autoconstrucción y las
derivadas del desarrollo comunal. TODOS DEBEMOS TENER UNA VIVIENDA PROPIA, EN
UN MEDIOAMBIENTE SANO Y
SUFICIENTEMENTE SEGURO. La REVOLUCIÓNDEMOCRÁTICA tiene que diseñar y
proponer una política que resuelva, en un plazo perentorio, (cinco a diez años)
tanto el déficit actual de viviendas, estimado en DOS MILLONES de unidades,
como el que resulte del crecimiento poblacional y las necesidades de
transferencia habitacional de sectores que ocupan zonas de agresiva
inestabilidad natural (los ranchos).
5.-
LA GENERACIÓN DE
RIQUEZA Y EL PLENO EMPLEO.
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6.- EDUCACION OBLIGATORIA.
de que todos los niños deben
incorporarse al sistema nacional educativo, investigar las causas que imposibilitan
o niegan a cualquiera su concurrencia educativa y facilitar el acatamiento de
esta obligación, en el convencimiento de que un pueblo oportunamente educado,
es un pueblo con un futuro garantizado. Asimismo, es interés del Estado, en la REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA , que el
estudiante venezolano no tenga motivos para justificar el ausentismo y que, más
bien, siempre tenga la oportunidad de
perfeccionar sus estudios, más allá del cumplimiento de los ciclos básicos de
educación.
7.- CAPACITACIÓN PARA EL TRABAJO.
8.- LA SEGURIDAD ALIMENTARIA.
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sentido debe exigir a los
productores del campo, mediante sistemática supervisión del proceso agrícola,
que alcancen los niveles justos de rentabilidad en la explotación de sus
tierras, asistiendo directamente a aquellos que no posean los recursos para alcanzar
estos fines. El Estado tiene que ser severo, por otra parte, en mantener un
clima de estabilidad permanente en el campo, rechazando todo intento de
violencia, como las invasiones desordenadas y sin justificación alguna, en el
entendido de que la SEGURIDAD ALIMENTARIA
pasa por un adecuado aprovechamiento de
los factores naturales del
proceso de la producción agrícola. Un pueblo bien alimentado, es un pueblo
capaz de alcanzar los mayores éxitos en su gestión histórica.
9.- LA MARGINALIDAD Y
LA POBREZA.
Los programas puntuales, de asistencia
social, (¿las Misiones?) no sólo no combaten con eficacia la pobreza y no
logran jamás erradicarla, sino que, por el contrario, tienden a incrementarla.
El trabajo, sólo el trabajo, con la debida protección social al trabajador,
dentro de un régimen de justicia y libertad, con participación consciente de
todos los factores de la producción, es el arma más eficaz para combatir la
pobreza y suplantar la marginalidad que oprime a los pueblos. LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA
no puede, en este aspecto, propiciar políticas clientelares, de soluciones
transitorias a problemas estructurales de inadecuada composición
socio-económica, como no sea el estímulo creciente a la generación de riqueza,
para alcanzar su justa distribución mediante el empleo, el trabajo, dentro de
una estrategia de desarrollo tendida hacia la grandeza del País.
10.- LA FUERZA ENERGÉTICA Y MINERA.
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hidrocarburos en productos
petroquímicos de alta rentabilidad (existen más de medio millón de productos
derivados del petróleo a los que nunca nos hemos
asomado), profundizando la
producción y exportación de aceros de calidad y aprovechando adecuadamente las
ventajas competitivas que poseemos para la producción y exportación de
aluminio, área en la que podemos ocupar el primer lugar en el mundo. (Hoy en
día, China y Rusia liderizan la producción de aluminio, con algo más de Tres
Millones de Toneladas cada uno. Venezuela debía ya estar produciendo cantidades
equivalentes, de haber abaratado el costo de produción, construyendo, por lo
menos, una planta productora de Sosa Caústica, para el lavado de la bauxita e
incrementado la explotación de la misma, más allá de Los Pijiguaos).
REFLEXIONES FINALES
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participación protagónica
del voto del pueblo— lógicamente no solo
preserva la legitimidad del acto, sino que, además, promueve y estimula la
constante revelación de nuevos aspirantes a los cargos de elección,
transformándose en una herramienta insustituible para procurar la mayor
participación de los ciudadanos (del pueblo) en las instituciones dirigentes
del Estado Venezolano. De la misma manera, la búsqueda incesante de nuevas
figuras, de nuevos hombres con vocación de servicio público, la
NO REELECCIÓN provocaría un cambio trascendente en la conformación y el
funcionamiento de los Partidos Políticos, muchas veces “secuestrados” por
líderes o grupos de dirigentes que, organizados dentro de una verticalidad
inexpugnable, en nombre de una fidelidad ideológica sin método de comprobación
abierta, se hacen impenetrables para los nuevos interesados en la acción
política. Así que, a propósito de la “reelección vitalicia” propuesta en el
proyecto, ahora, de enmienda constitucional –en el 2007, reforma del
texto-- la REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA
tiene la oportunidad (histórica) de plantear la
NO REELECCIÓN y ganarse la voluntad no sólo
de los condenados a la exclusión permanente, sino de los miles de actuales
militantes y activistas de los grupos políticos, a quienes se les aleja cada
vez la posibilidad de participación representativa de las comunidades a las que
pertenecen.
EL PRESIDENCIALISMO. Nuestra cultura
política, desde los días iniciales de la Colonia , antes de la guerra de la Independencia ,
siempre admitió el concepto de Jefe de Estado (encarnado para entonces en el
Monarca de la potencia colonizadora) como el supremo conductor del régimen,
subordinando a los integrantes de los demás Poderes (legislativo y judicial),
en una flagrante oposición a la teoría de los revolucionarios del siglo 18
(Montesquieu). En Venezuela, después de nuestra separación de España (1810-1830)
el Presidente de la
República se transformó en el Jefe del Estado y, de hecho,
colocó en un segundo lugar, tanto a los legisladores, como a los jueces; tanto
al orden de formación de las leyes, como al orden de la aplicación de la
justicia, fundamentada en ellas. Esta desviación cultural contribuyó
poderosamente, a través de toda nuestra historia, a facilitar la usurpación de
los poderes y convertir en tiranos a los eventuales jefes de gobierno, a los
Presidentes de la
República. (Paez, los Monagas, Guzmán Blanco, Juan Vicente
Gómez, Pérez Jiménez y, ahora, Chávez, son buenas muestras de lo que decimos). Quizás
podría afirmarse que los únicos, con posibilidades “reales”, que renunciaron a
la tentación reeleccionista (¿dictatorialista?), fueron, en sus tiempos, Simón
Bolívar, el Libertador y Rómulo Betancourt, el demócrata. En fechas más
próximas, Carlos Andrés
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Pérez “aceptó” ser
enjuiciado por la Corte Suprema
de Justicia, luego de una instancia legislativa que permitió su juicio, al
final del cual, fue encontrado culpable y entregó formalmente el Poder a un
sustituto designado por el Congreso. En otro sentido, otro reelegido, Rafael
Caldera, obrando según su conciencia y sus facultades, otorgó sobreseimiento al
actual Presidente “bolivariano”, para entonces enjuiciado por una rebelión
contra el orden constitucional, la cual dejó un saldo lamentable de centenares
de muertos. Lecciones probablemente anecdóticas, pero que apuntan a favorecer
nuestra propuesta contra la reelección. Lo cierto es que a mas de la limitación
a un solo período del ejercicio del cargo, el Presidente debe dejar de ser
“Jefe de Estado” (ser supremo) para convertirse, verdaderamente, en un Jefe de
Gobierno, controlado en su ejecutoria por la sociedad (el pueblo) a través de
los instrumentos específicos ideados por el legislador. Pensamos, por ejemplo,
en un regreso al Congreso bicameral y en unos Senadores con poder de veto,
tanto para la designación de los principales Ministros y Directores de los
Institutos Autónomos y empresas del Estado, como para la aprobación de las
políticas que intente ejecutar el Jefe de Gobierno. De esta forma se impondría
un sistema de corresponsabilidad en el manejo del destino de la Nación y habría un margen
mayor para el acierto y para el diseño de planes que trasciendan los períodos
presidenciales.
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Rafael
Grooscors Caballero
(Nota: escrito hace 7 años. Juzgue Ud:¿tiene vigencia?)