martes, 2 de diciembre de 2014

ESCOGIDOS DE DIOS (Alegoría por Arcadio Vega)



ESCOGIDOS DE DIOS
(Alegoría por Arcadio Vega)

De una lejana provincia salió un hombre con su familia para ver al rey de su país. Otros lo habían intentado antes pero fracasaron porque la distancia era mucha, y tenían que viajar en verano e invierno. Habían oído decir cosas muy bonitas del rey: Sus bondades, su palacio, los hermosos jardines, en fin, todo los motivaba para ir a ver al rey. El rey se enteró de ello y les envió un guía para que los dirigiera en el camino hasta el Palacio Real. Ellos recibieron al guía con mucho agrado al comienzo, pero después de un tiempo se cansaron de éste porque no tenían privacidad, y él siempre les decía que se apuraran porque el rey los esperaba y se hacia tarde, por lo que le pidieron al guía que se fuera pues ellos sabrían cómo llegar. El guía se fue pero les dejó el Mapa Marcado para que pudieran llegar, más una Ropa Muy Especial diciéndoles: “Si quieren ver al rey, manténgala Limpia”. Cuando el guía se fue, ellos decidieron divertirse a su gusto, pero su Ropa los delataba por lo que un día la ensuciaron para ser como los demás. Un día alguien les pregunto: Si van a ver al rey, ¿por qué no mantienen la ropa limpia como él manda? Esto los incomodó mucho, por lo que  botaron su Ropa Real y compraron su propia ropa. Ahora nadie sabía que iban a ver al rey porque vestían como los demás. Sin embargo, el Mapa los hacia parecer sospechosos así que lo tiraron a la basura. Sin guía ni Mapa, pronto se extraviaron. El guía regresó al Palacio y contó al rey lo sucedido. ¿Cuán cerca están de aquí? Preguntó el rey. Muy cerca, respondió el guía. Vuelve donde ellos y recuérdales, que jamás verán mi rostro sin la Ropa y el Mapa que yo les regalé. El guía volvió a ellos y les informó la decisión del rey, pero ellos dijeron: “Jamás nos pondremos esa ropa, pues nos ha causado muchísimos problemas”. El guía regresó al palacio, y ellos continuaron como nómadas pues habían perdido el camino. El invierno llegó, y la nieve lo cubrió todo haciendo imposible el caminar. La Ropa que el rey les había dado tenía la propiedad de mantenerlos abrigados e impedir el congelamiento. Ahora la buscaban desesperadamente pero sin hallarla. Hacía sólo unos días que habían despreciado la última ayuda Real porque según ellos sabían el camino. Pero las cosas se complicaron, y finalmente, cuando deberían estar entrando al palacio, morían congelados a muy poca distancia del mismo. Amigo lector, cuando aceptamos al Señor, nosotros también salimos para ver el Rey. Como a ellos, se nos dio un Guía, (El Espiritu Santo). Juan 13:16. Se nos dio un Mapa, (la Biblia). Salmo 119:105. También se nos dio instrucciones de la ropa que debemos usar. Efesios 6:11-18. 2 Timoteo 2:8. Pero como ellos, algunos se cansaron del Guía y lo corrieron porque éste les decía: “Daos prisa que éste no es vuestro lugar y el Rey nos espera”.  Como a ellos, también el Mapa llegó a cansarnos y lo tiramos porque no creíamos necesitarlo ya. El vestuario que el Rey nos proveyó pronto nos resultó apático, por lo que lo botamos y compramos ropa a nuestro gusto, aunque manchada con envidias, celos, odios, rencores, resentimientos y amargura. Pero a nosotros nos pareció muy bien la compra y decimos: ¡Ésta sí que está bonita! Pero ese vestuario no agrada a Dios y por eso nos dice: “Vestíos como escogidos de Dios”. Colosenses 3:12. Amado hermano, ya estamos cerca del Palacio Celestial, pero con nuestro vestuario humano jamás veremos al Rey, porque sin santidad nadie verá al Señor. Hebreos 12:14. Aceptemos, pues, la ropa que Dios provee. Hemos viajado mucho para ver al Rey, no nos quedemos varados en el camino. Marchemos pues, adelante que el Rey nos espera. Vivamos, hablemos y actuemos como Escogidos de Dios. Tal vez en el 2013 actuamos como la familia de nuestro relato, os ruego hermanos que en el 2014 pongamos todo empeño y esfuerzo para encontrarnos con nuestro Rey Celestial, pues él nos está esperando. Que haya una GRAN diferencia entre el mundo y nosotros de tal manera que Dios sea glorificado a través de nuestras vidas. Amén.

VIVAMOS PUES, COMO ESCOGIDOS DE DIOS.

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