HOMENAJE A ÁNGEL MARÍA GUDIÑO
Imagen cortesía de www.anécdotashipicas.com
Según estudios del escritor colombiano Manuel Briceño Jáuregui S.J. En su libro “Los Juegos Olímpicos de la Antigüedad y el ensayista, poeta e historiador venezolano Rafael Arráiz Lucca en su libro “El Hipismo en Venezuela” ellos señalan que la pasión por el hipismo nace en las culturas milenarias de China, pasa por la península arábiga y el norte de África hasta adentrarse en la antigua Persia (aunque no se tenga una vasta documentación certificada). Estos autores afirman que las carreras de caballos comenzaron a tener lugar allí.
En Venezuela nace, crece y se desarrolla la pasión hípica, desde que se formalizaron las primeras competencias entre equinos, organizadas por personeros de la legión Británica llegada a tierras venezolanas en 1817, hasta la actualidad. Además, el hipismo fue desarrollándose en infraestructura con la fundación de los hipódromos venezolanos de El Callao (1876), Sabana Grande (1882 y 1886), El Paraíso (1908) y La Limpia (1948), hasta llegar a la etapa dorada de las carreras y su evolución definitiva con la apertura del moderno hipódromo La Rinconada (1959). Este último de importante arraigo para el país, toda vez que trajo consigo resultados materiales y deportivos para el hipismo nacional de gran impacto socioeconómico; así como un impulso definitivo al desarrollo de la industria hípica venezolana, permitiendo el notable crecimiento de óvalos en el interior del país como son los casos de Valencia (HINAVA) en 1983 y el hipódromo zuliano de Santa Rita en 1988.
Muchos han sido los testigos del proceso de desarrollo y expansión del hipismo en Venezuela, tanto desde el punto de vista deportivo como económico. Si ponemos el énfasis en lo deportivo, hay una figura que, sin duda, es un símbolo presencial del acontecer hípico nacional; hablamos de Ángel María Gudiño, Palafrenero oficial del INH.
Según indagaciones realizadas por el Lic. Antonio José medina, publicadas en su página web: http://www.AnécdotasHípicas.com, Ángel María Gudiño nació en Caracas el 21 de septiembre de 1908 y comenzó sus labores, de acuerdo a su expediente, el 23 de marzo de 1934 en el hipódromo El Paraíso, finalizando su larga trayectoria en el hipódromo La Rinconada el 28 de febrero de 1993. Fueron 59 años de responsabilidad, constancia y dedicación a su trabajo. Sus manos sostuvieron las bridas de cientos de ejemplares que brindaron emoción a millones de aficionados en las tardes memorables de nuestra hípica por cuatro décadas.
Cada vez que observamos las carreras realizadas en esa época, está presente Ángel María Gudiño, con su característica sonrisa paseando a campeones como Gradisco, Senegal, Lanzarina, El Chama, Trinycarol y Gelinotte, entre tantos corredores legendarios.
Una fotografía muy significativa para la historia de nuestra hípica, es la del empate en la estadística de jinetes de 1984 entre Douglas Valiente y Juan Vicente Tovar. Junto a la yegua The Duchess, los secretarios de ambos jinetes y el nutrido grupo que se encontraba en el paddock de vencedores se encuentra Ángel María Gudiño. Este momento quedó plasmado en la imagen, el alma de los hípicos y en los libros de la historia de las carreras de caballos.
Esperamos que un día, no muy lejano, vuelva a la lista de selectivas del hipódromo La Rinconada la Copa homenaje a este personaje de la hípica nacional, o, por qué no, el clásico que enaltezca su nombre como merito al esfuerzo del trabajador hípico.
¡Honor a quien honor merece¡
De esta manera, cuando las nuevas generaciones pregunten ¿Quién fue Ángel María Gudiño? Puedan encontrar una respuesta contundente:
“Fue un protagonista de las tardes de carreras en la época dorada del hipismo nacional y un símbolo señorial de la cultura hípica venezolana”.
John Barrios.
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