miércoles, 26 de octubre de 2016

LOS JESUITAS

POR ALGO NAPOLEÓN DECÍA: CUIDADO CON LOS JESUITAS, PORQUE SON UNA ORGANIZACIÓN MILITAR.

CAUSAS POR LAS QUE  EL PAPA FRANCISCO  LLEGÓ HASTA DONDE ESTÁ.

 

Mad Economy (ME) no puede dejar de explicar el “fenómeno jesuita” desatado por la elección de un Papa jesuita (además de argentino), porque esta Orden religiosa no solo  fue un elemento clave en la historia económica moderna, sino porque su exitosa estructura organizacional -que lleva casi 5 siglos-, puede ser la envidia de cualquier corporación o multinacional actual. (Además, los jesuitas manejan [indirectamente] la Universidad del Pacífico, que tiene la mejor escuela de economía local).

       1. Fue fundada por un noble vasco, ex soldado y caballero: Iñigo de Loyola, conocido más tarde como San Ignacio de Loyola (1491-1556); por eso tienen una estructura militar y llaman al superior de la orden "General" y a la orden "Compañía" pero en sentido castrense, no empresarial, aunque años después este nombre les caería a pelo desde la perspectiva corporativa. San Ignacio, conocido por Iñigo de Loyola,  prefirió cambiar su nombre de pila y “españolizarlo” a Ignacio, Iñigo o Iñaki es un nombre vasco. Aunque durante su vida militar destacó como excelente jinete y eso lo haría merecedor de pertenecer a la caballería, prefería más el asunto organizacional dentro del ejército, de ahí que cultivó una extraña afición al orden y a la disciplina, pero terminó siendo artillero con muy mala suerte porque una bala de cañón casi le vuela la pierna durante la guerra entre Navarra, Francia y España (1521). Fue llevado a su castillo y por las heridas tuvo que estar en cama meses. San Ignacio se leyó todos los libros sobre vida
 religiosa que encontró y descubrió su vocación. Dejó las armas y comenzó un largo camino al éxito.

          2. Es una Orden que no está bajo el mando directo ni tutela de una Diócesis. Su jefe es el Padre Superior a quien se le llama Padre General. La Iglesia Católica divide su jurisdicción pastoral en Diócesis que están bajo la administración de sacerdotes “diocesanos” y estos deben reportarle al Obispo de la jurisdicción, o sea, de la  Diócesis y estos, a su vez, al Arzobispo que maneja toda la operación.

          Si eres un cura diocesano en Lima por ejemplo, tu jefe será Cipriani. Las órdenes religiosas, como dominicos, franciscanos, agustinos, trapenses, jesuitas, etc., están exentas de reportarle al Obispo de la Diócesis.   Los jesuitas van más allá de esto. Consideran a cada país o región como una “provincia” de la Compañía de Jesús; por eso, tienen Padres Provinciales, una especie de “ojos y oídos” del superior o Padre General.

          3. Aunque no hay nada en sus normas que diga lo contrario, los jesuitas estaban "prohibidos" de ser obispos y menos Papas. Quizás la palabra no sea “prohibición”, pero fue algo consuetudinario en ellos: por costumbre adoptaron más un perfil bajo dentro de la Iglesia Católica. Prefirieron otro enfoque o carisma, el de la educación y en eso se especializaron.
          Además, nacieron en una época donde el protestantismo europeo era un furor y los esfuerzos de la Compañía de Jesús se enfocaron en eso, la lucha contra las corrientes protestantes, antes que entrar en el complicado mundo político de la Iglesia del siglo XVI con sus Papas Borgias, asesinatos, inquisiciones y otras mañas.

          4. Pero, llegaron a tener tanto poder político  y económico que a su superior lo llaman "El Papa Negro", por el color tradicional de las sotanas que usaban. Eran unas grandes togas, con botones que iban desde el cuello hasta los pies. Y un gorro de tres puntas que debió ser muy incómodo. Lo del Papa Negro no es cuento. Realmente llegaron a ser una suerte de Iglesia o universo paralelo dentro de la estructura católica romana.

          5. Para ser ordenado jesuita, además de pasar 4 años, estudiando teología y filosofía en un seminario, es indispensable que tengan “estudios civiles”, por eso se pueden encontrar jesuitas abogados, economistas, ingenieros, sociólogos, médicos, matemáticos, físicos, químicos, psiquiatras, sociólogos, antropólogos, lingüistas, etc.
          De hecho, son los únicos curas con título universitario civil por requerimiento específico. ¿Por qué crees que el Observatorio del Vaticano lo regentan jesuitas astrofísicos? ¿Por qué crees que el Papa Francisco es técnico químico-industrial?

          6. El poder oceánico que llegaron a tener motivó que en 1768 fueran expulsados de España, Portugal y las colonias. Este poder se debió a sus vanguardistas ideas: creían en la igualdad, la libertad económica, el cooperativismo, la redistribución del capital, el libre acceso al mercado, la educación de las minorías, etc. lo que preocupó a las monarquías absolutas de la época.
          Eso incluyó el cierre de los colegios mayores, seminarios y universidades de todo el mundo conocido. Lo que fue un duro golpe para la educación occidental, porque las instituciones educativas jesuitas eran impecables.  Astutos como ellos solos, aplicaron a la perfección aquello de “el enemigo de mi enemigo, es mi amigo” y se refugiaron en reinos e imperios protestantes y hostiles a la Iglesia de Roma.
          Entre ellos, el Imperio Ruso con Catalina La Grande a la cabeza. Y realmente Catalina era “grande”, sus biógrafos estimaban que la emperatriz “de todas las Rusias” pesaba más de 100 kilos. Sin embargo, era una noble rara porque trabajaba y estudiaba. Los jesuitas, expertos en educación, pronto se ganaron su respeto y admiración y ella no sólo les dio cobijo, sino el tesoro más  importante para un jesuita: TIEMPO. Tiempo para regresar y de hecho 40 años después de su expulsión lo hicieron a lo grande, refundando colegios y universidades en todo el mundo.


          7. Antes de su expulsión, fueron los precursores del cooperativismo o una forma arcaica de economía socialista. En Sudamérica, sus Misiones a lo largo del continente fueron un ejemplo de gerencia. Un referente interesante se puede encontrar en la forma cómo administraban sus misiones y haciendas en esta parte del mundo. Por ejemplo, en las misiones de Paraguay, Bolivia y norte de Argentina, repartían entre los indios y esclavos, parcelas de tierra, animales mayores y menores, insumos y semillas.
          La producción era estandarizada en procesos específicos según el cultivo y la actividad industrial, es decir, fueron los precursores de la producción en función a la diversificación de canales de negocio. Con esto se ingresó a una “mini era pre industrial” pues sus obrajes, maestranzas, trapiches y factorías llegaron a tener unos índices de eficiencia y productividad enormes, además de darle valor agregado a las materias primas.
          El uso de los recursos que hicieron fue impecable. En la hacienda San Juan Bautista en Lima, llegaron a tener más de 5 riegos semanales y en un hábitat como es la costa de Perú donde uno encuentra un desierto más que un oasis. Después de su expulsión y tomada la operación de la hacienda por un civil, ésta alcanzaba a duras penas 1 riego por mes.
          Los jesuitas en sus Misiones y haciendas, crearon la figura del “Padre Administrador”, una suerte de “controller” moderno que llevaba rigurosamente los presupuestos y estadísticas de los emprendimientos jesuitas. Fueron más allá. En agricultura, sus haciendas no eran meros fundos o chacritas de “pan llevar”, diseñaron un complejo sistema de obrajes que les permitió desarrollar una agroindustria y sistema de agro exportación que sería la envidia de cualquier grupo agroindustrial moderno. Desde Perú, Alto Perú (Bolivia), Argentina y Paraguay, exportaban vinos y piscos, chocolate procesado, melaza, granos, telas, vidrio, cal, argamasa y otros.
          En el siglo XVIII, el chocolate producido y procesado en una misión o estancia jesuita paraguaya, era tomado en la Corte de los Borbones en Versalles y en la Corte de los Habsburgo en Austria. Todo, a través de un sofisticado (para la época) sistema de almacenamiento y redes. Crearon lo que a la postre sería el concepto de distribución y canales de negocio, logística incluida.
 Su manejo de los costos era impresionante: las utilidades en una hacienda por ejemplo, después de un ejercicio fiscal, eran redistribuidas entre los indios y esclavos primero y en último término el quinto real (para la Corona Española ) y la Compañía.
Esto les permitía hacer caja constante pues la producción de sus haciendas, al ser redistribuida entre indios y esclavos - quienes a su vez, la reinvertían en sus chacras, vendiendo lo que iban sacando de ellas-, les aseguraba un ingreso recurrente, por tanto, evitaban el endeudamiento para cubrir huecos en el flujo de caja, luego tomaban una parte de la ganancia por cada línea de producto y en función a los costos unitarios calculaban el presupuesto para el siguiente año fiscal.
Con esto, fueron los primeros en aplicar la teoría de las tasas de transferencia en negocios. Sus inversiones en tierras, conventos, seminarios, colegios mayores y universidades también les generaban caja pues casi todas sus instituciones eran privadas y cobraban una pensión por la  colegiatura, que les permitía además brindar subsidios a alumnos o seminaristas con bajos recursos: la versión moderna de becas de estudio. Además, reducían el riesgo sistémico de sus finanzas con la diversidad de inversiones y líneas de producción que ellos tenían.
Es curioso además notar que en un tiempo donde los esclavos negros eran considerados menos que animales, los jesuitas no sólo los hicieron “propietarios” sino que les daban una parte de la ganancia del negocio. Cosa prohibida por la Corona. Lo triste de esta historia: durante la administración jesuita de sus propiedades, los índices de escapismo entre los esclavos era nulo, después de la expulsión de la Orden, no solo muchos de los esclavos negros dejaron las haciendas y misiones, sino que el número de abortos autoinflingidos por las madres esclavas se disparó logarítmicamente: preferían matar a sus hijos neo natos, antes que nacieran esclavos (“Peregrinaciones de una paria”, Flora Tristán).
         Esto nunca pasó bajo la gestión de la Compañía. Finalmente, en 2008 la revista Forbes nombró a la Compañía de Jesús como " La Corporación Multinacional más antigua y exitosa de la historia económica moderna". Más que Coca Cola Co., JP Morgan y otras corporaciones.

          8. En la II guerra mundial, fue la única Orden que abiertamente se opuso al nazismo y al holocausto judío, muchos jesuitas fueron perseguidos por eso; algunos torturados y asesinados en campos de concentración como el Padre y Beato Rupert Mayer SJ. En Francia, un colegio internado jesuita, exclusivo para chicos, escondió y salvó a más de 50 niños judíos de las garras de la Gestapo. “Amén”, película dirigida por Costa-Gavras (2002), basada en hechos reales descritos en el libro “El vicario” de Rolf Hochhuth, muestra el rol clave que tuvo la Compañía de Jesús para la defensa de judíos ante el Vaticano.
          De hecho, para los judíos, la Compañía de Jesús es un referente de diálogo y es “Justa entre las Naciones” para Israel, por su labor en contra del holocausto. Cosa que pocas o casi ninguna orden católica hizo.

          9.  En los 70's su posición progre y de izquierda se hizo un poco evidente: unas décadas antes decidieron dejar de dar Misa en latín y la daban en el idioma del lugar. Por eso tenían jesuitas dando Misa en bantú africano, quechua (acá lo hacían desde el s. XVI), vasco, árabe, guaraní, chino cantonés, hindi, etc. Decidieron no usar sotana y menos camisa con cuello de clerma.
          Esa actitud progresista se capitalizó con el recelo de dictaduras de derecha (6 jesuitas fueron asesinados en El Salvador por eso). Ser progres y estar más cerca de los pobres y lejos de los grupos de poder les ganó también un recelo por parte del Opus Dei.

          10. Aunque muy progres, los jesuitas no estuvieron exentos de vincularse con grupos de poder. Aunque, sus relaciones se basaron más en la enseñanza. Fueron famosos y conocidos por ser tradicionalmente los “educadores de las élites”, mayormente hombres y no mujeres. Sobre todo en Europa y Latino América.
          Es evidente que por sus aulas pasaron destacados intelectuales, políticos, científicos, artistas, militares y religiosos. Eso les daba llegada a familias y grupos relacionados con el dinero y el poder. Pero formaron hombres que, lejos de continuar con los vicios y resabios de estos grupos, fueron más allá.
  Quizás por esta razón, es que los jesuitas son conocidos como “lava cerebros” o como una mafia donde quienes han sido educados por ellos, se reconocen por ciertos rasgos, lenguaje corporal y forma de hablar. Una especie de “secta” con decires y haceres propios. Existen “muchachos” de 70 años que en el Club Regatas, no dudan e insisten en ponerse una añosa camiseta color azul con el escudo bordado del jesuita Colegio de La Inmaculada.
   Es una orden muy global y de constante diálogo no sólo inter religioso sino cultural. Incluso desde su fundación, les quedó claro ese asunto que ahora se llama “globalización”. Ese dinamismo es quizás lo que explica que, aunque llegaron “tarde” a la América Española, incluso 60 ó 70 años después que los dominicos
o franciscanos, en una década de operación en las colonias llegaron a triplicar el patrimonio de los primeros.
   En pleno siglo XVI, no dudaron los Padres fundadores de la Orden en enviar a sus primeros discípulos a lugares tan lejanos como China, India o Japón porque Sudamérica y el mundo entero les quedaban chicos. Según  Chris Lowney ex seminarista jesuita y banquero de inversión del JP Morgan, autor del libro “El Liderazgo al estilo de los jesuitas”, uno de los factores de éxito de la Orden fue su movilidad permanente y apertura de mente frente a otras culturas.
   La historia del Padre Matteo Ricci SJ que viajó a China grafica este liderazgo y dinámica inter cultural. Llegado a China, el Padre Ricci SJ de inmediato tomó contacto con el emperador. No era cosa fácil porque ya antes en Asia, la experiencia jesuita había resultado tenebrosa y de total fracaso: decapitaron en Japón a 22 jesuitas y martirizaron y torturaron a otro tanto en la India. Pero el Padre Ricci SJ se ganó el respeto y admiración del emperador al dibujarle un mapamundi donde colocó a China, por primera vez, en la cartografía mundial. Huelga decir que Ricci era matemático, geógrafo y cartógrafo.
   La mente abierta de este jesuita le permitió también, colgar el confusionismo a la praxis cristiana. Debió haber sido todo un éxito porque el emperador de China lo nombró consejero, siendo el primer y último caso, donde un occidental fuese “privado” de un regente chino.
   Para Lowley, son 4 los pilares fundamentales del éxito y del enfoque empresarial de los jesuitas:
   (1) Conocimiento de sí mismo: Saber reconocer muy bien cuáles son las fortalezas, debilidades y valores de uno mismo. Tener un claro conocimiento del mundo y hacia dónde se quiere ir;
          (2) Ingenio: Siempre innovar y al mismo tiempo adaptarse a las circunstancias de un mundo cambiante. Explorar nuevas posibilidades e ideas. Aprender de las otras culturas y darles su valor;


          (3) Amor: Querer a los demás y tratarlos a partir de esa realidad. Siempre mantener una actitud positiva. Ganar a la gente por el amor y no el temor. Los líderes tienen confianza en sí mismos y la proyectan a los demás;
         (4) Heroísmo: Despertar en uno mismo, y en los demás, grandes deseos. Fortalecer en sí mismo, y en los demás, aspiraciones heroicas.
          Los líderes imaginan grandes futuros e impulsan a alcanzarlos. No esperan el futuro sino que lo construyen.
          George Lucas, en una entrevista, reveló que –en su juventud-, conoció a un grupo de jesuitas en la Universidad de Fortham; quedó maravillado por su forma de ser, por cómo se movían, cómo te convencían usando palabras cariñosas antes que imperativas.
   Se espera que el Papa Francisco , siendo jesuita recoja este modelo, no sólo desde lo religioso, sino desde lo empresarial.  Sería un éxito del Papa Francisco.
   IGNACIO DE LOYOLA, en su vida como Sacerdote no fue un “cura cualquiera”. Aun cuando no era del conocimiento del público, muchos sabíamos que él, al igual que Santo Tomás de Aquino, no podía celebrar la Santa Misa sin una ayuda especial. Aún antes de llegar a la “Consagración”, un llanto silente y sobrecogedor le invadía y las lágrimas corrían incontenibles por sus mejillas, las palabras salían de su boca casi inaudibles, sus piernas no les daban sustento y todo su ser se transfiguraba, dejaba salir una luz interior que en los demás producía el regocijo y el contento de la complacencia ante su mística comunión con el Espíritu Santo.

Así… ¿quién no se llena de contento de sentirse jesuita o ignaciano? … ¿quién no se dedica con verdadero fervor a ser la más humilde oveja del rebaño de nuestro pastor universal?
No he podido encontrar una Oración más reconfortante que la de Ignacio, y ésta junto con la Oración del Apóstol al inicio de la Santa Misa, a todo Ignaciano que se respete, constituyen sus mantras preferidos y permanentes:
                               
                SEÑOR, RECIBE TODA MI INTELIGENCIA, MIS CONOCIMIENTOS, MI VOLUNTAD, todo mi haber y poseer, Señor tu me los distes, a ti te lo entrego. Dadme SEÑOR tu AMOR Y TU GRACIA. Ellas solas me bastan.

            QUE LA GRACIA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, EL AMOR DEL PADRE Y LA COMUNION DEL ESPIRITU SANTO ESTEN SIEMPRE CON TODOS NOSOTROS


DIOS TE BENDICE SIEMPRE

jueves, 20 de octubre de 2016

“LOS RÍOS SIEMPRE VAN A DAR A LA MAR, QUE ES EL MORIR” (Rafael Grooscors Caballero)

     “LOS RÍOS SIEMPRE VAN A DAR A LA MAR, QUE ES EL MORIR”
                                   (Rafael Grooscors Caballero)
          Si a uno le piden su opinión sobre la situación política y económica que está viviendo Venezuela y, concretamente, un juicio sobre sus principales actores, oposición y gobierno, la tendencia general es a dejarse llevar por las apariencias del fenómeno del día a día y parcializar las ideas en función de sus específicos deseos y de sus más legítimos intereses personales. En el caso concreto del autor de estas líneas, la opinión sería consecuente con la vida de alguien casi todo el tiempo dedicado si no al análisis, al menos al activismo político, dentro de  una causa, con definidos perfiles ideológicos y con vínculos en el mundo entero.
          Pero en la medida en que el tiempo pasa y uno vive su vida, la experiencia va acumulando conocimientos, probando y convalidando pensamientos en su mente, todo lo cual lo hace cada vez menos vulnerable al fanatismo emotivo y lo ubica en un centro de observación de prístina transparencia objetiva. En mi caso, cuando, como ahora, hable o escriba, la mayoría de mis amigos probablemente me encontrarán diferente, distinto, contrario, al viejo compañero con quien tuvieron el accidente de convivir. ¿Por qué?
          Titulé este artículo robando una frase inmaculada a uno de los más finos poetas españoles del siglo pasado, Jorge Manrique. Lo hice, fundamentalmente, por que ya he arribado como a las cumbres de un ciclo vital, de donde ni siquiera podré descender. Y es que ya no tengo mucho más que dar, si es que, acaso, di algo alguna vez. Por lo cual, tampoco tengo ya nada que esperar, en cuanto a retribución por el esfuerzo que ponga al servicio de un movimiento determinado. Sin dramatismo, tendré que hablar como hablan los ríos frente al mar.
          A Venezuela la usurpó el petróleo y la hizo depender de él. Cuando el General Gómez, el Benemérito, exhaló su último suspiro (1935), en el país, en su capital, en su Universidad principal, ya se había escrito el guion ilustre de la Generación del 28 y en el mundo se cruzaban, amenazándose, las más duras ideologías contemporáneas, en un puente que unía a ganadores y perdedores de las dos más grandes guerras mundiales de la historia universal. Pero en Venezuela, cada vez con mayor fuerza, fluía petróleo de sus entrañas y los pensadores políticos se envenenaban con su oxidante embriaguez. La noción de la independencia, conquistada, históricamente, cien años atrás, se transformaba en un conformismo que hundía la economía en una enredadora relación de dependencia y confundía el discurso político, con un palabreo balbuciente de moderado alumno en curso de primaria elemental. Con el Caudillo muerto, se abren las puertas de la democracia y se organizan los partidos, así como se establecen conexiones con las grandes corporaciones mercantiles, para consumir todo, lo político y lo económico, con los préstamos, intelectuales y comerciales, de los fabricantes de ideas, de bienes y de servicios, del exterior. Dependencia total. Pagada con petróleo.
          Vivimos días heroicos y gloriosos. Fuimos hasta un paradigma en el Continente, grabando con sangre criolla capítulos ejemplares para los vecinos ubicados en los cuatro puntos cardinales de nuestra frontera. Pero en lo político, siempre fuimos cronistas de ideologías extranjeras y en lo económico, súbditos de los que fabricaban todo lo que necesitábamos cada vez, en tierras extrañas y distantes. Dependientes.  
          ¿Cómo abordar el día de hoy, la situación del país, sin tener en cuenta este anticipo de tristeza, el cual nos muestra más como ignorantes afortunados, que como sabios en el ejercicio de los pensamientos estratégicos?
          El gobierno es un régimen vendido a la aventura carnavalesca de unos herederos de una ideología vencida, concebida hace siglos y mil veces fracasada, cada vez que sus adoradores quisieron llevarla al olimpo de las realizaciones. Terroristas en el Poder que más que granadas y artefactos explosivos, usan y abusan de la trampa y del engaño, para mantener en el inculto desposeído la esperanza de un futuro que nunca llegará. Tan hueco es su discurso, tan débil su presunta fortaleza, que ahora son los millones de millones de hambrientos quienes llenan de protestas, todos los días, las calles de todas las ciudades y pueblos grandes del país. Sólo las bayonetas están de su lado.
          Pero la oposición no es, tampoco, lo mejor. No se puede ser oposición sólo para hacer oposición. La oposición tiene que tener un círculo de líderes preferidos, pero si no hay en sus manos, en sus voces, en sus libros, proyectos concretos y factibles, mensajes convincentes, banderas flameantes que propongan el cambio que justifica la oposición al gobernante, si esos líderes no tienen grandeza, carisma y credibilidad, esa oposición no podrá con éxito oponerse a nadie. Desgraciadamente, este parece ser el caso de Venezuela, en el día de hoy.
          Muchos la han pintado como una crisis de liderazgo, la cual, transcurrido un tiempo, será fácil de superar. Pero, de verdad, no es así. No tenemos un lenguaje propio y el petróleo nos hizo adictos a la compra de todo más allá de nuestras fronteras. Somos, intelectualmente, mendigos. Somos, económicamente, pordioseros. Tenemos que aprender a rebelarnos contra nosotros mismos y dedicarnos a aprender cómo es que se aprende a ser creativo e independiente; competitivo y forjador de futuros. Tenemos que dejar el petróleo en sus pozos y colocar las manos y las mentes, en las herramientas de la moderna producción, para pensar en una Venezuela superior, desarrollada.
          Eso es, desarrollada. Capaz de competir en el mundo con miles de productos. Con gente muy calificada y bien remunerada, en sus clases laborales. Con innovadores en sus centros de estudios y en su academia. Invertir los términos de la relación actual y hacer al petróleo un esclavo de los venezolanos, para manejarlo como más nos convenga. Y que no entorpezca nuestro proceso de crecimiento, el cual se debe iniciar y continuar, porque nunca comenzó.
          Una vez o varias veces hablamos de la “rebelión de las regiones” y siempre insistimos en que no llamábamos a la abrupta aparición de temerarios guerreros con vocación sangrienta. Hablábamos del cambio de una cultura que nos hizo dependientes. Hablábamos de lanzar el grito de la autonomía, para estremecer y motivar a nuestra gente del llamado “interior”, a no seguir dependiendo también de un solo centro, mezquino, de poder y promover adentro, aguas abajo, con sus propios recursos, su verdadero desarrollo. El desarrollo de los Estados es la Rebelión de las Regiones. Ahogar el presidencialismo grupal, el que siempre beneficia a unos muy pocos frente al colectivo nacional y colocar a Venezuela a gobernar a Venezuela. La Democracia Parlamentaria es mucho más útil para pensar en grande y darle sentido, por fin, a un verdadero esfuerzo revolucionario que nos coloque en las vías del desarrollo.


grooscors81@gmail.com.-

lunes, 10 de octubre de 2016

UN TIEMPO PARA TESTIMONIAR ( Eclesiastés 3,1 -8 )

UN TIEMPO PARA TESTIMONIAR
 
Hay un tiempo para todo y un momento
bajo el cielo para hacer cada cosa:
hay un tiempo de nacer y otro de morir;
un tiempo para plantar
y un tiempo para cosechar.
Un tiempo de dar muerte, y otro para sanar;
un tiempo de destruir
y un tiempo para construir.
Un tiempo para llorar y otro para reír;
un tiempo para los lamentos
y un tiempo para las danzas.
Un tiempo de esparcir piedras
y otro para recogerlas;
un tiempo de abrazarse y otro para separarse.
Un tiempo para ganar y otro para perder;
un tiempo de callar y otro de hablar.
Un tiempo para amar y otro para odiar;
un tiempo para la guerra
y un tiempo para la paz...
 

Eclesiastés 3,1      -8